La ciudad de los ciervos

Solo rumores se conocieron de lo que sucedió aquella tarde en la sala del trono, el viento soplaba húmedo y frío después de una tormenta de dos días que cayó nuevamente luego de que la voz de Agnus la ahuyentara. El sueño de las aves que poblaban las plazas seguía siendo robar la vida del lodo y llevarla a sus nidos, el olor de la lluvia lo impregnaba todo y las últimas hojas del otoño volaban erráticamente y morían en el suelo.

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